La electricidad en los automóviles es muy importante, por eso tiene que ser revisada periódicamente, para que todo funcione a la perfección. Además es clave para la seguridad, ya que controla muchos elementos importantes, como el funcionamiento de la temperatura del motor, de la presión de los neumáticos, del ABS, del airbag, del mecanismo de apertura de puertas, del ESP, del cinturón de seguridad, etc.
Los sistemas electrónicos de los que disponen en la actualidad los automóviles permiten detectar fallos en el sistema eléctrico. Gracias a los modernos sistemas de diagnóstico que poseemos, podemos conectarnos directamente al sistema directamente para saber cuál es el problema exacto que tiene el vehículo.
Con este sistema, se pueden detectar los errores de una forma muy certera. Existen tres grandes tipos de fallos: los que son permanentes y requieren la sustitución de algún componente defectuoso; los que son intermitentes, que suelen estar producidos por alguna conexión que no funciona correctamente; y los fallos de difícil identificación, como pueden ser ruidos anormales, potencia del motor débil, calado del coche, tirones súbitos, etc.
