La batería es el corazón del coche. Suministra energía a todos los sistemas eléctricos, por lo que, cuando falla, ninguno de ellos funciona. Hoy en día los vehículos estado equipados con multitud de equipos electrónicos, por lo tanto se hacen mas dependientes que nunca al buen funcionamiento de la batería.
El calor extremo puede provocar sulfatación y corrosión en el interior de la batería. Este problema suele notarse cuando hace frío (dificultad para arrancar en frío y aceptación de carga insuficiente). Un coche aparcado consume hasta un 1% de la carga de la batería en función de reserva. Además, según la temperatura ambiente y la antigüedad del coche, la autodescarga puede agotar la batería en unas pocas semanas.
Recorrer distancias cortas no da tiempo a la batería para que se recargue. En invierno, los accesorios de gran consumo, como los desempañadores o la calefacción de los asientos, empeoran la situación.